Si estás buscando ideas para una escapada diferente, llena de paisajes increíbles, pueblos con historia y ese toque de libertad que solo te da la carretera, quédate, porque en este artículo te compartimos nuestra experiencia real en un fin de semana en furgoneta por el sur de Francia. Una ruta espontánea que empezó con ganas de esquiar… y terminó descubriéndonos castillos, fortalezas y un mercado junto al mar.

Una escapada con cambio de planes: del esquí al turismo inesperado

Nuestra aventura comenzó con la intención de practicar esquí de fondo en la estación nórdica de Les Lloses, en el Capcir (Francia). Sin embargo, al llegar nos encontramos con la estación cerrada y un cartel que prohibía pernoctar. Una pena, ya que años atrás era un lugar ideal para estacionar y dormir tranquilamente en autocaravana.

Lejos de frustrarnos, decidimos cambiar el rumbo y buscar nuevos planes.

Les Angles y una noche de nieve y viento

Nos dirigimos a la estación de esquí de Les Angles, donde encontramos un área para autocaravanas perfecta para pasar la noche. El lugar estaba tranquilo, pero durante la madrugada la tramuntana empezó a soplar con muchísima fuerza y cayó una buena nevada. Al despertar, el vendaval no daba tregua, y esquiar ya no era una opción segura. Así que decidimos dejar los esquís guardados y lanzarnos a descubrir la región.

Turismo en el corazón del Pirineo francés

Mont-Louis, patrimonio militar en plena montaña

La primera parada fue en Mont-Louis, una pequeña joya de los Pirineos conocida por su fortaleza diseñada por Vauban, declarada Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO. Paseamos por sus murallas, exploramos sus fosas (nuestra perrita también lo agradeció) y disfrutamos del encanto de un lugar que respira historia.

Villefranche-de-Conflent, un pueblo medieval de postal

Desde Mont-Louis descendimos hacia el valle del río Tech, hasta llegar al precioso pueblo de Villefranche-de-Conflent, otro rincón medieval con muchísimo encanto. Paseamos por sus calles adoquinadas, entramos en sus tiendas de productos locales y subimos hasta el imponente Fort Libèria, que protege el valle desde las alturas. Todo el conjunto está muy bien conservado y la visita merece la pena.

Nuestra ruta continuó hasta Perpinyà y, desde allí, bajamos hasta la costa, rumbo a Cotlliure, uno de los pueblos más bonitos del Mediterráneo francés. Eso sí, la tramuntana seguía soplando con fuerza, así que tocó conducir con mucho cuidado.

En Cotlliure si viajas en furgoneta camper o Autocaravana solo se puede pernoctar en un área de autocaravanas situada en lo alto del pueblo. Estaba prácticamente vacía y por 15 € pudimos pasar allí la noche con todos los servicios necesarios. Un lugar muy tranquilo, ideal en temporada baja.

Domingo de mercado y sol en la costa

El domingo por la mañana bajamos al centro del pueblo, donde se celebraba el mercado semanal. El ambiente era animado, con el sol brillando pese al viento, y aprovechamos para pasear por el puerto, descubrir rincones escondidos y comprar algunos productos locales.

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